Los Jardines de Piquio
¿A que te recuerdan los Jardines de Piquío? Yo creo que me remontaría a mis primeros pasos y a unas fotos en blanco y negro al lado de esa bola del mundo tan fotografiada y típica de Piquío. Esas mismas fotos se las hice a mis hijas cuando eran chiquitinas. ¡Y creo que todo está prácticamente igual!
Nos es que sean unos jardines muy concurridos, pero seguro que de los más fotografiados porque sus vistas son espectaculares: Por un lado el faro de Cabo Mayor, el golf de Mataleñas y la segunda, por el otro El Palacio de la Magdalena, la Isla de Mouro, la Primera, el casino… vamos, que todos esos iconos de nuestra ciudad con los que todos soñamos.
Pero creo que su mejor momento, o al menos así lo recuerdo, fue cuando yo era ñiña y el suelo estaba recién asfaltado. Era la mejor pista de patinaje de la ciudad y la que estaba de moda. Empezaban los patines de cuatro ruedas, esos que iban pegados a las John Smith y que tenían el freno delante. Los chicos más guapos eran también los más atrevidos, y los que mejor patinaban. Los típicos famosillos con los que nos poníamos nerviosas cuando los veíamos… ¡Yo no patinaba tan bien! La que mejor patinaba de los hermanos era Charo, que era la más deportista. Un día en una de sus escasas caídas, se hizo daño en la muñeca, y el médico le dijo que era un tallo verde. Todavía no sé lo que es eso, pero hacértelo patinando ¡suena muy exótico!
Hoy va este pequeño homenaje a los Jardines de Piquío, Jardines de Santander por excelencia, siempre tan cuidados. Esta versión de arte digital muestra a unos personajes que podrían ser cualquiera de nosotros y que los dejo en blanco para contrastar el paso del tiempo, en donde la gente viene y va, y el paisaje permanece.